
Tomado de Granma
Los recientes ejemplos de los procesos electorales en Argentina, Venezuela y Bolivia, llaman la atención de varios especialistas, los cuales analizan el momento actual en esta parte del mundo.
El avance de la derecha en la región en medio de un nuevo escenario económico, marcado por la crisis, ha abierto el debate sobre los proyectos alternativos en América Latina. Los recientes ejemplos de los procesos electorales en Argentina, Venezuela y Bolivia, llaman la atención de varios especialistas, los cuales analizan el momento actual en esta parte del mundo.
El sociólogo y científico político brasileño, Emir Sader, identifica varias causas de esa crisis. Cita, por ejemplo, la dependencia de esos Gobiernos de las exportaciones: “Cuando los precios bajaron, nuestras economías sufrieron los efectos, sin tener cómo defenderse, y todo por no promover el reciclaje de manera distinta”.
En su artículo La crisis de la izquierda en América Latina expone que la incapacidad de pasar a la ofensiva en la guerra mediática con las grandes corporaciones privadas, también es otro de los factores negativos. Argumenta al respecto que esos monopolios “han tratado de esconder los grandes avances sociales en cada uno de nuestros países, los han censurado, han intentado silenciar las nuevas oportunidades que los procesos de democratización social han impulsado en la población”.
El coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Río de Janeiro se detiene en el rol de los partidos y movimientos políticos que, a su juicio, no han logrado una formación de cuadros, propaganda de ideas de izquierda al no “representar el proyecto histórico de la izquierda”.
No obstante, “nada de eso autoriza a hablar de ‘fin de ciclo”. Para Sader “estamos viviendo el final del primer periodo de construcción de modelos alternativos al neoliberalismo. Las claves para pasar a un segundo periodo tienen que ser: profundización y extensión del mercado interno del consumo popular; un proyecto de integración regional; la intensificación del intercambio con los BRICS y su Banco de Desarrollo”.
Por su parte, la investigadora del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), Gisela Brito, asegura a Granma que los Gobiernos de izquierda atraviesan un momento de “complejidad política” que se ha manifestado en las últimas derrotas electorales.
La socióloga argentina, al igual que Sader, no comparte la idea que esas victorias de la derecha representen un “fin del ciclo progresista”.
“En primer lugar porque se trata de tres tipos de elecciones diferentes: legislativas en Venezuela; referéndum en Bolivia; presidenciales por balotaje en Argentina, que expresan, según cada contexto nacional, particularidades específicas”, acota la socióloga.
La especialista resalta un punto clave y es que, por el momento, las opciones de derecha (tanto en Ecuador como en Bolivia o Venezuela) no consiguen unificarse en torno a un liderazgo que articule una alternativa real de Gobierno.
Se trata, acorde con Brito, “de iniciativas fragmentadas en el caso de Bolivia y con intentos de unidad en Ecuador y Venezuela que aún presentan muchas tensiones internas”.
Una de las opciones para salir de este impasse es, a juicio de la analista de Celag —un espacio de investigación sobre los principales procesos geopolíticos regionales—, “realizar una lectura política fina de cuáles fueron los puntos débiles en las últimas contiendas electorales y reformular la estrategia comunicacional adaptando los discursos a los intereses sociales y nuevas demandas de los electores (cuestión en que la derecha sí mostró cierta efectividad)”.
Por su parte, el politólogo de la Universidad de Buenos Aires, Juan Manuel Karg, considera que “tras las elecciones en Argentina, Venezuela y Bolivia, las fuerzas progresistas, nacional-populares y de la izquierda continental deberán tomar nota del inicio de una ‘restauración conservadora’ a nivel regional, tal como la definiera, tiempo atrás, el presidente ecuatoriano Rafael Correa”.
El analista argentino comparte con sus colegas la visión de que entre los factores comunes están las “duras campañas de parte de los medios masivos de comunicación contra estos Gobiernos, y un indudable apoyo externo que, variando en intensidad de acuerdo con el país, se desplegó en la región para trastocar el proceso de integración iniciado en el 2008 con Unasur y complementado en el 2011 con la Celac.”
Manifiesta también a este diario que se deben “hacer cambios obligados en vías a encontrar liderazgos que suplanten a los salientes”.
“Los espacios de convergencia abiertos entre las diferentes fuerzas de la izquierda y el progresismo a nivel regional (Foro de Sao Paulo y Encuentro Latinoamericano Progresista) deberán dar cuenta del nuevo momento a nivel regional. También deberá hacer lo propio el bloque progresista del Parlasur. Todas estas instancias tendrán un destacado rol que cumplir”, insiste.
Karg cierra la idea explicando que muchos de estos Gobiernos continúan en el poder, “pudiendo establecer cambios específicos dentro del plazo legal que les queda, hasta el 2019”.