
(Foto tomada de Marca.com)
Por Fernando Alexis Jiménez Fuentes: Rebelión
El que inició el 28 de abril en Colombia, es el Paro Nacional más grande en toda su historia. La movilización gigantesca en todo el país, a diferencia de otras que han ocurrido desde 1977, integró todas las expresiones de inconformidad popular, en las marchas y bloqueos. El saldo es de casi 40 muertos (dos terceras partes de población civil), 1613 heridos y 2113 denuncias por abusos de la fuerza pública, al tiempo que el ánimo enardecido de millares de personas sigue enarbolando el deseo de proseguir.
El presidente Iván Duque Márquez quien subestimó las actividades y esgrimió el argumento de la “tercera ola del covid-19” procurando que los manifestantes no salieran a las calles, debió admitir que el país se le salió de las manos y bajo la presión popular y aún de la clase politiquera, debió desplazarse hasta Cali en la madrugada del 10 de mayo, declarada como “capital nacional de la resistencia”. Sin embargo, su mensaje fue dictatorial: “Tierra arrasada”, como se deduce de sus declaraciones. En otras palabras, vía libre a la fuerza pública para que siga arremetiendo contra el pueblo.