Tomado de CELAG
Por Alejandro Fierro
18/05/2018
Este domingo, algo más de 20 millones de electores están llamados a las urnas para elegir al próximo presidente de Venezuela para el periodo 2019-2025. Desde un primer momento, el proceso electoral estuvo marcado por la decisión de la derecha de no participar en las elecciones. La ruptura unilateral y a última hora por parte de la oposición de las negociaciones con el Gobierno –para sorpresa de uno de los mediadores internacionales en las conversaciones, el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero1, quien ya daba por prácticamente cerrado un acuerdo- supuso el abandono de la vía electoral.
Como era previsible, la decisión de la derecha obtuvo el respaldo de sus aliados internacionales, desde Estados Unidos (EEUU) y la Unión Europea (UE) hasta sus socios en la región. Todos ellos se apresuraron a anunciar que desconocerán el resultado electoral. El flanco internacional se convierte en una de las principales incertidumbres del día después. ¿Qué supondrá, de facto, ese no reconocimiento? ¿Cómo se equilibrará en la balanza de la geopolítica la posición adversa de potencias como EEUU y su acólita, la UE, con el decidido apoyo de otras potencias como China y Rusia? ¿El desconocimiento de los resultados es una decisión que se aplicará solo a Nicolás Maduro o también se producirá si gana alguno de los otros contendientes?