Por: Arnold August / Rebelión
Mucho se ha escrito y dicho acerca del viaje ‘Obama en Cuba’ que tuvo lugar dentro del marco del desarrollo de relaciones Cuba–EE.UU. Uno de los temas abordados trata de la naturaleza histórica del viaje. Algunos comentadores dicen que es histórico. A otros les atrae menos este análisis y exponen que la nueva política de Obama representa un mero cambio de táctica a fin de lograr su cometido estratégico de destruir la Revolución Cubana. Así, según este planteamiento, no merece describir la visita como histórica; sin embargo, quizás cada enfoque presenta un interés especial. Más aún, hay otro ángulo que sugiere que sí, que efectivamente es un viaje histórico.
Los días 20-22 de marzo fueran históricos. Por vez primera desde la Revolución encabezada por Fidel Castro en 1959, un presidente de los Estados Unidos fue en Cuba al mismo tiempo que Fidel. ¿Por qué es esto histórico?
Fidel es el Líder histórico de la Revolución Cubana. Representa la defensa a ultranza de la soberanía de Cuba y la edificación de una sociedad justa por medio del socialismo. Pero Fidel es mucho más que eso. Para los cubanos y para gran parte de los pueblos de América Latina y del Caribe, él es el baluarte de la tenaz y valerosa oposición al imperialismo de los Estados Unidos, sus guerras de agresión y del sempiterno peligro de guerra nuclear. Aparte de esto, Fidel Castro es la encarnación de la búsqueda de justicia social, igualdad y protección del entorno mundial.