Mipymes en Cuba: Desafíos y oportunidades en el desarrollo económico

En Cuba, el debate en torno a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MiPymes) ha cobrado relevancia, reflejando tanto sus aportes al desarrollo económico como los desafíos que enfrentan en un entorno en constante evolución. Si bien estas entidades son actores cruciales en la economía y algunas cuentan con ciudadanos comprometidos, no están exentas de críticas y áreas de mejora.

Entre los aspectos sensibles observados se encuentran violaciones como la negativa a aceptar billetes de baja denominación y la resistencia a los pagos en línea, incongruencias que chocan con los avances tecnológicos en el ámbito financiero. Es alentador ver que el país ha tomado medidas para regular estas prácticas, ejemplificado en el cierre de establecimientos por no permitir pagos electrónicos, señalando esa dirección hacia la modernización y la transparencia en las transacciones comerciales.

Recientemente, se informó que 45 establecimientos han sido cerrados por no permitir pagos electrónicos, basándose en normativas como la resolución 93 del ministerio de comercio interior y el decreto ley 184. Es importante destacar que estas medidas no solo afectan al sector privado, sino que también se deben implementar en el sector estatal para garantizar un sistema equitativo y transparente.

Reconocer que, tanto en el sector estatal como en el privado, la implementación de procesos más eficientes y transparentes es una necesidad imperante. El cierre de negocios no es un triunfo, sino una pérdida para la diversidad y el progreso económico, especialmente en un contexto donde la diversidad de fuentes de ingreso es esencial. Ciertamente, las Mipymes desempeñan un papel clave en la economía cubana, aportando no solo desde el punto de vista productivo, sino también como vehículo para romper barreras impuestas desde el exterior y fomentar la diversificación económica de la nación.

Es crucial reconocer la importancia de todas las formas de propiedad en el desarrollo del país, ya que contribuyen a romper el cerco económico impuesto por Estados Unidos y a combatir el mercado negro de divisas. Las empresas, tanto privadas como estatales, son necesarias para el progreso de la nación y su labor filantrópica es bienvenida cuando se realiza de manera honesta y desinteresada.

La crítica despiadada y el fuego de la discordia muchas veces desde “amigos hipercríticos”, especialmente cuando provienen de aquellos que no ofrecen soluciones constructivas, puede desviar el camino hacia el progreso y la unidad. En ocasiones, este tipo de críticas, vestidas como aliadas, pueden socavar los esfuerzos por avanzar en la actualización de nuestro modelo económico y social, aprobado por nuestro Partido.

Es necesario recordar que la construcción de una sociedad más justa y próspera requiere un enfoque colaborativo, donde se fomente el diálogo constructivo, la búsqueda de soluciones y el trabajo conjunto hacia un objetivo común. En lugar de alimentar la discordia y la crítica sin fundamento, es importante cultivar un ambiente de respeto mutuo, apertura al intercambio de ideas y voluntad de unir esfuerzos para impulsar el desarrollo de nuestra nación

Trabajar en conjunto, corrigiendo, educando y promoviendo un diálogo sincero es crucial para el avance de nuestro país. A pesar de la presencia de detractores, es fundamental mantenernos firmes en nuestro compromiso de edificar una sociedad justa y próspera para todos. A través de la unión, la corrección de errores y la apertura al diálogo, podemos sentar las bases para un futuro mejor

La Patria necesita de todos sus hijos, por tanto, es responsabilidad de cada uno de nosotros aportar positivamente a la construcción de una sociedad mejor, más justa y más próspera. Trabajando juntos, con solidaridad, compromiso y respeto mutuo, podremos avanzar hacia un futuro prometedor para todos los hijos de nuestra Patria.

Tomado de: Razones de Cuba